El fuego enemigo


se desató misteriosamente una noche de fuerte viento, en una zona ambientalmente protegida que se encuentra sobre una bahía que alberga la tristemente playa más contaminada del Mediterraneo, por metales pesados. El cómo se llegó a producir aquello bastante tiempo atrás, cómo en esa playa se sigue bañando la gente y surfeando muchos de nosotros, es otra historia; el agua parece limpia, bajo ella los metales están, en teoría, atrapados por el sedimento y no están disponibles al medio; los depósitos de la costa, sin embargo, son bien visibles porque le comieron literalmente cientos de metros al mar, formando la "playa" actual. Hace escasos días, después de muchos años, se conocía la noticia de que se aprobaban los planes de regeneración de la bahía, despertando en algunos, imagino, sueños similares a los que tuvo el visionario Tomás Maestre para levantar una "ciudad de vacaciones" en la antigua joya ambiental de La Manga del Mar Menor. Y en esos sueños debe aparecer una renovada y preciosa ensenada con su puerto deportivo y su campito de golf, rodeada de maravillosos chalets y urbanizaciones con increíbles vistas al mar azul. Pero esas bonitas vistas se encuentran en las laderas de los montes que abrigan el golfo, que son un auténtico balcón natural al mar y su entorno, pero en las cuales no se puede construir por formar parte de un Parque Natural protegido.... a no ser que aquello por lo que se protege sencillamente desaparezca.. total, por cuatro matojos que allí crecían... Así que, que cada cuál saque sus conclusiones, y ya veremos qué pasa más adelante con el uso del suelo de esta zona...
Yo sólo se que al día siguiente me perdí en ese monte, donde hacía tan sólo unas horas respiraban y bailaban al viento cientos de pinos carrascos, coloreando de verde nuestra tierra cada vez más parda; donde se escondían las escasas sabinas moras en cuyas ramas ululaban los búhos reales en las noches estrelladas; donde crecían higueras y algarrobos bajo cuya sombra dormirían garduñas, zorros y lagartijas...; donde palmitos e infinidad de plantas aromáticas eran sobrevoladas por águilas perdiceras y halcones peregrinos, que parecían jugar con las nubes arrastradas hacia el sol por la brisa de levante.... No sé si fue una buena idea, porque en cuanto comprendí de lo que somos capaces, perdiendo totalmente la consciencia de nuestro papel en el mundo, cuando aspiré el fuerte olor a leña quemada que rápidamente se incrustó en mi ropa, en mi pelo, en mi cerebro, cuando observé la muerte humeante que me rodeaba, las brasas aún despidiendo algunas llamas, la capa de ceniza de cinco centímetros sobre el suelo, los esqueletos de los árboles, que comparé con esqueletos humanos, y que yacían macabramente de pie sin vida, soportados aún por sus raíces, cuando me llené de hollín los pies, luego las piernas, las manos, los brazos y finalmente el corazón, pero sobre todo cuando escuché los sibidos que producían las ráfagas de viento al colarse entre las ramas abrasadas, como lamentos de seres moribundos que me rodeaban por todas partes, lanzados desesperadamente al cielo como gritándome "qué te hemos hecho nosotros...", "largo de aquí, humano", ... cuando sentí todo aquello entonces se me empañaron los ojos de vergüenza y la garganta me apretó fuerte... Y allí, deteniendo el sonido áspero de mis pasos al crujir las ramas quemadas, me quedé inmóvil, envuelto en el llanto de los árboles, a quienes desgraciadamente confundimos con seres inertes, ausentes de vida como una farola, pero cuya energía y emociones existen -como ya lo notaba Jane Goodall cuando abrazaba a uno grande-, y a mí me hablaron bien alto aquella tarde..



(Música PLAY)

Mediterraneo Sur...


Bajo las rocas del  mar, al cobijo de un arbol, dentro de una ola en forma de acantilado de piedra, en las sombras del atardecer, o, viajando un poco con la imaginacion, entre las nubes, puede uno protegerse de las multitudes de agosto y de la caida vertical del solazo abrasador que ciega de luz el Sur del Mediterraneo. Mientras tanto, desde alguna parte, el otoño se acerca despacio, cargado de nuevas y mas fresquitas sorpresas...